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¿Por qué el arma más poderosa contra tu rival en 'Harry Potter' no es una varita, sino el amor?

Actualizado: 18 oct 2020


El amor es una emoción intensa, maravillosa y poderosa de afecto por otro ser humano. Nos hace mejores como personas, otorga a aquellos que lo experimentan la capacidad de obrar hazañas realmente extraordinarias. Es innegable que en la saga de 'Harry Potter' el amor juega un papel vital, y en varios pasajes de las novelas ha quedado demostrado que el arma más destructiva no es, ni por asomo, una varita mágica, sino procesar amor puro. Alguien que pueda comprender y vivir en sus propias carnes las propiedades mágicas del amor es capaz de vencer hasta la mayor de las adversidades, y aquí te explicaremos el por qué.  



No solo encontramos en las novelas de Rowling la idea del amor puro, sino también la ausencia de él y la importancia que éste tiene frente a todas las contrariedades de la vida. Desde el comienzo de la historia, en Harry Potter y la piedra filosofal, sabemos que el joven mago estaba destinado a morir al estilo de los cásicos mitológicos: una profecía vaticina que Voldemort será destruido a manos de un niño poseedor de un poder con el que él no cuenta. Aterrado por la posibilidad morir, Voldemort decide acabar con la vida de Harry siendo éste apenas un infante. Sin embargo, el amor que el niño ha recibido durante su corta vida le proporciona una protección que nadie es capaz de deshacer. Le dota de un poder que, como predice la profecía, el propio Voldemort no conoce: el amor.


El malvado hechicero no conoce este sentimiento, jamás lo ha sentido y nunca ha recibido muestras de cariño por nadie. Fue llevado a un orfanato nada más ser alumbrado, asesinó a su padre al enterarse de que era un muggle, e incluso, según nos cuentan más detalles biográficos, su propia concepción se realiza mediante amortentia, una pócima que produce un poderoso e irreal encaprichamiento amoroso. Lord Voldemort, como ya hemos visto anteriormente, tiene pavor a la muerte y está obsesionado con buscar la manera de poder eludirla. Cree, en su mente desquiciada, que no hay nada peor en el mundo que morir.



Y lo hay, sin duda. En los ideales de Albus Dumbledore hay algo peor que la muerte, y es vivir sin amor. Rowling, en boca del profesor Dumbledore ya vaticina el papel tan sumamente crucial que va a jugar el amor en la vida de Harry: su capacidad de amar será la única protección con la que contará a la hora de su enfrentamiento final con Lord Voldemort; un poder, el del amor, que su archienemigo se ve incapaz de sentir. No es la varita mágica el artilugio que le dará a Harry la victoria, sino el amor. Esta fe, de acuerdo al director, es el poder más potente con el que Harry cuenta para vencerle. Sin embargo, el joven mago no comprende cómo el amor va a poderle salvar de una muerte segura. Lord Voldemort es temido por toda la comunidad mágica, e hizo grandes y espeluznantes cosas con sus poderes. ¿Cómo el simple hecho de amor va a ayudarle a derrotar al mago más peligroso de todos los tiempos?:


“But I haven’t got uncommon skill and power,” said Harry, before he could stop himself.

“Yes, you have,” said Dumbledore firmly. “You have a power that Voldemort has never had. You can —”

“I know!” said Harry impatiently. “I can love!”

“Yes, Harry, you can love,” said Dumbledore, who looked as though he knew perfectly well what Harry had just refrained from saying. “Which, given everything that has happened to you, is a great and remarkable thing. You are still too young to understand how unusual you are, Harry.”

“So, when the prophecy says that I’ll have ‘power the Dark Lord knows not,’ it just means — love?” asked Harry, feeling a little let down.

“Yes — just love,” said Dumbledore. (Rowling, 2005: 508-509)


Harry no tarda mucho en entender cómo el amor puede salvarle. Cuando finalmente se entera de que debe morir para que Voldemort también lo haga y el bien supremo prevalezca, lo acepta con resignación. Al igual que hizo su madre, está dispuesto a sacrificarse por aquellos a los que ama y que Lord Voldemort sea destruido de una vez por todas. De esta manera demuestra que el amor es la fuerza más poderosa de todas. No hay varita mágica ni encantamiento más poderoso que el amor. La muerte del héroe simboliza, de acuerdo al escritor Bettelheim, el fracaso más absoluto. También alega en su tesis que la muerte del que no ha conseguido algo es un símbolo de que “esa persona no está madura todavía para llevar a cabo la empresa exigida que sin pensarlo intentó realizar”. Precisamente ese acto de amor absoluto provoca que Harry no muera al final de la novela. Por supuesto que aún le queda una empresa por realizar: destruir a Voldemort y construir, a pequeña escala, una nueva vida para su familia y a gran escala para el mundo mágico. Rowling, al igual que en los cuentos de fantasía populares, necesita que su héroe pase por suficientes experiencias traumáticas para que evolucione, para que alcance la madurez total.



Precisamente, la autora confiesa en una entrevista que este capítulo en particular casi al final del último volumen de la saga, simboliza el paso total de Harry hacia la madurez. Acepta la muerte y se sacrifica por los que ama. Sin embargo, como bien explica Beltheim, la recompensa del héroe al final del cuento no es la muerte ni la destrucción, sino la integración superior, simbolizada por la victoria sobre el rival y por la felicidad alcanzada en el desenlace. Para Rowling, hubiera sido un final mucho más limpio matar a Harry Potter y crear un mártir con su persona. Sin embargo, es mucho más duro salir de una guerra, enfrentarte a las consecuencias de las mismas y construir tu vida desde cero. La moraleja que adquiere el lector es clara: jamás hay que rendirse. Esto le estimula para que no renuncie a sus esfuerzos ante las dificultades que encuentra su lucha por convertirse en él mismo.



Por otro lado, la dualidad entre el bien y el mal que hallamos en el personaje del profesor de pociones, Severus Snape, encarna sin lugar a dudas uno de las tramas más hermosas de toda la saga de 'Harry Potter': el amor puro y sincero. En los primeros volúmenes de la saga se nos había presentado a un Snape un tanto ambiguo, oscuro, intratable y hasta odioso. ¿Qué lector no ha odiado a Snape durante años? Dumbledore siempre confió en él, a sabiendas de que todo apuntaba a que jugaba a dos bandos, que no era de fiar. Sin embargo, el final de la saga desvela la escena romántica de un personaje cuya historia nos remonta a la muerte de Lily Potter, la madre de Harry. Severus Snape estaba enamorado de Lily, y tras su asesinato a manos de Voldemort, el constante anhelo de Snape fue salvarle la vida a Harry y vengar aquella muerte que jamás llegó a superar del todo. Su amor incondicional por Lily le llevó a realizar la mayor prueba de amor posible: ceñirse al plan de Dumbledore, conseguir la información necesaria y entregársela a Harry a tiempo para acabar de una vez por todas con Voldemort.



La escena en la que Severus Snape muere a manos de Voldemort en la batalla final, se convierte en uno de los momentos más emblemáticos de la saga, y otro momento en la que la empatía del lector implícito, la identificación proyectiva de ese lector hacia Snape se hace más fuerte que nunca. Los lectores se conmovieron profundamente, la catarsis es obvia, y quizás porque este personaje logró reflejar como ninguno hasta dónde puede llegar un amor puro. Severus Snape pasó del eterno enemigo durante casi una década a un héroe en tan solo unos capítulos. La moraleja para el lector también es clara: no todo es lo que parece, y quizás, las segundas oportunidades nunca están de más cuando el ideal por el que se lucha es noble.


En novelas de Joanne Rowling encontramos diferentes variantes de amor: amor paternal, hacía los amigos o conyugal. En cualquiera de estos casos, para que el amor real triunfe ha de realizarse un sacrificio, uno que, sin embargo, carece de importancia cuando el sentimiento es puro y real. Por un lado, la vida sentimental de Harry se va desarrollando de manera sutil a lo largo de la saga. La primera fémina por la que comienza a inquietarse y sentirse atraído es Cho Chang (Rowling nunca nos ha dado motivos para suponer que entre él y Hermione podría haber sucedido algo). El amor que siente Harry hacía Cho no parece ser muy correspondido del todo, pero tras la muerte del novio de ésta, comienza a afianzarse una relación con el joven que no termina del todo bien.



Es en el penúltimo volumen de la saga, Harry Potter y el Misterio del Príncipe, donde el joven mago descubre unos sentimientos que hasta entonces permanecían ocultos hacia Ginny Weasley, la hermana menor de su mejor amigo. Un amor que la muchacha llevaba en secreto durante más de cinco años, aguardando a la sombra, esperando su momento. Y llega, por supuesto. Sin embargo, ese amor debe sacrificarse al final de la novela, pues Ginny será tanto la mayor fortaleza personal de Harry como su debilidad. Si Voldemort descubre lo que la joven significa para él, intentará destruirla.


Por otro lado encontramos la historia de amor entre Remus Lupin y Nymphadora Tonks, en la que él se esfuerza por evitar que ese sentimiento florezca, porque es un licántropo. Constantemente alega que es peligroso para Tonks, pero a ella no parece importarle. Finalmente, el amor termina triunfando, y ambos mantienen una relación en la que concebirán un hijo: Ted Lupin. Sin embargo, la pareja termina falleciendo en la batalla de Hogwarts al final del último volumen de la serie. Otra pareja, Bill Weasley y Fleur, parece compartir el mismo destino debido a que él ha sido atacado por un hombre lobo. Sin embargo, a la hermosa joven no parece importarle las horrendas cicatrices que recorren de punta a punta el rostro de su amado. Para Fleur, esas cicatrices no son más que el reflejo de la valentía que su marido ha demostrado, y lo seguirá amando de igual manera. Estas historias, contrariamente a lo que el lector pueda temer, le asegura que, aunque los hombres y las mujeres sean tan distintos, como de igual manera sucede en La Bella y la Bestia, pueden formar una perfecta pareja si sus personalidades armonizan y están unidos por el amor. Por que ha quedado más que demostrado que no hay hechizo ni varita que pueda con este sentimiento. Ya lo dice el dicho popular: el amor todo lo puede. Y si es sincero, indestructible.




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