Desvelada la razón por la que Dumbledore rechaza ser el Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos en "Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore"
"Animales Fantásticos: Los Secretos de Dumbledore" prometía revelarnos muchas de las incógnitas de la familia Dumbledore y así ha sido. Se ha confirmado, sin dobleces, la homosexualidad del futuro director de Hogwarts, la paternidad de Aberforth, la identidad de Credence Bareborn y, además, la verdadera naturaleza de Ariana, la menor de la familia. La tercera entrega de la saga también nos ha regalado una criatura singular con un protagonismo crucial en la trama: el Qilin.
Este adorable cervatillo procedente de la mitología china es capaz de ver la bondad o la maldad en el corazón de las personas y, por tanto, es idóneo para elegir al Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos; es decir, el líder del mundo mágico. Se nos cuenta que, si el Qilin halla en su camino a alguien verdaderamente puro de corazón, le reconocerá inclinándose ante él o ella.
Tras celebrarse la ceremonia, Grindelwald sale vencedor en la votación cuando su Qilin hechizado mediante Nigromancia lo elige Jefe Supremo del mundo mágico. Sin embargo, Credence no tarda en desenmascararle y Bunty llega al rescate con la maleta de Newt en la que otro Qilin, gemelo del que poseía Grindelwald, yace en su interior. A pesar de no postularse como candidato, la criatura elige al que, según su juicio, es el mago más puro de corazón allí presente: Albus Dumbledore, quien rápidamente se niega a aceptar el puesto. Pero ¿por qué lo hace?
Qilin momentos antes de elegir a Dumbledore como líder.
En Harry Potter y las Reliquias de la Muerte el propio Dumbledore revela a Harry en el limbo su trágica historia de juventud: aquellos años en los que Grindelwald le infectó con sus ideas de dominar al mundo muggle y conquistar a la Muerte haciéndose con las legendarias Reliquias. La imagen de ese hombre pulcro e intachable se desmorona en la novela. Dumbledore tuvo un pasado oscuro, plagado de secretos, culpa y resentimiento. Llevado por la ambición, las ansias de poder y, por supuesto, su amor por Grindelwald, se convirtió en alguien lejos de ser el hombre sabio que conocimos más tarde: “Pasaron los años y circulaban rumores sobre él [Grindelwald]. Decían que había conseguido una varita de inmenso poder. Entretanto, a mí me ofrecieron el cargo de ministro de Magia, no una vez sino muchas. Lo rechacé, como es lógico. Me había demostrado a mí mismo que no sabía manejar el poder.
—¡Pero usted habría sido mejor, mucho mejor que Fudge o Scrimgeour!
—¿Tú crees? No estoy tan seguro. Ya de muy joven había demostrado que el poder era mi debilidad y mi tentación. Es curioso, Harry, pero quizá los más capacitados para ejercer el poder son los que nunca han aspirado a él; los que, como tú, se ven obligados a ostentar un liderazgo y asumen esa responsabilidad, y comprueban, con sorpresa, que saben hacerlo. »Yo resultaba menos peligroso en Hogwarts”
De modo que esta es la verdadera razón por la que Dumbledore rechaza ser el Jefe Supremo de la Confederación Internacional de Magos. No porque se vea incapaz de ostentar este cargo de tanta responsabilidad, sino más bien porque teme ser incapaz de manejar el poder, de que volviera a caer en las garras de la ambición.
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